SINTOMAS
DEL VIH
Alrededor de tres semanas después de
la infección por el VIH, la mayoría de los pacientes experimentan síntomas
pseudogripales como fiebre, cefalea, eritema, linfoadenopatías y sensación de
malestar. Estas manifestaciones desaparecen al cabo de una o dos semanas.
Durante esta fase, denominada fase de infección aguda, el VIH se multiplica a
una gran velocidad, sufriendo diversas mutaciones genéticas. Al principio, se
produce un descenso de la cifra de linfocitos T CD4 pero, al poco tiempo, las
cifras normales se recuperan en respuesta a una activación del sistema
inmunológico. Durante esta etapa los individuos son altamente contagiosos. El
paciente entra entonces en un periodo libre de síntomas (fase asintomática)
cuya duración puede ser superior a diez años. Durante ésta, el virus continúa
replicándose causando una destrucción progresiva del sistema inmunológico. El
recuento de linfocitos T CD4 suele ser normal. Cuando el VIH entra en el cuerpo
lo primero que busca son las células T4. Cuando las encuentra, se pega a las T4
y entra en ellas. Cuando está dentro de la célula, busca al núcleo y usa el DNA
(o los genes) para hacer una copia del virus.
CONSECUENCIAS
DEL VIH
La mayor consecuencia de la
pandemia del sida es el sufrimiento humano, sufrimiento difícilmente evaluable,
pero que no por ello debe olvidarse que es la principal de las consecuencias.
Los sufrimientos de una enfermedad terrible que conduce a la muerte en miles y
miles de casos, los sufrimientos de familiares que pierden a sus seres
queridos, los millones de niños huérfanos -muchos de ellos también contagiados-
que quedan al morir sus padres de sida, son los principales motivos por los que
toda la humanidad debe luchar contra esta enfermedad.
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